Ph. Luis Avendaño.
Entonces estábamos ahí, Mafalda, Juli, Luis, Tatis y tal vez algunos cuantos más. El momento era divertido, solo habían risas, pero tuve que escapar a cumplir mi misión, así que organicé en forma de fila muchas velas blancas con pétalos de cera. Llegué al pasillo de tres puertas y esperé escondida a la persona que debía cruzar una de ellas. Al fin sucedió, era ella con un vestido blanco, la tomé de sorpresa y nuestras prendas comenzaron a desaparecer. Nos sumergimos en un colchón blanco y caímos sobre uno de una nueva dimensión, juntas, Marla y yo, con vestidos de detalles de flores, en época colonial donde el blanco y el rojo predominaban en ese pueblo sacado de Instagram.
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