Micro pesadillas lúcidas

jueves, 28 de mayo de 2020

Desde el cielo


Por el sonido ambiente, noté que había despertado y aún seguía dormida, lo percibí porque cuando quise abrir los ojos y también mover los brazos, no lo conseguí. En ese instante supe que era el momento de practicar uno de los tips del libro que estoy leyendo sobre sueños lúcidos y al tiempo, me levanté rápidamente y me senté en lacama. La habitación tenía colores rojizos y el fondo se desenfocaba. Mi primer intento de ir a un lugar fue casi como ver un gif, me pareció un poco forzado involucrarme, por eso hice otro intento y fui al parque. Empecé a balancearme en el columpio de cadenas. En la realidad nunca he llegado tan alto porque siempre me ha dado miedo caer, entonces esta vez me columpié muy elevado. Me decía a mí misma "no te vas a caer, estás soñando" y así fue, cada vez más arriba. Por un segundo dudé y creí la posibilidad de estrellarme contra la estructura de madera así que la eliminé, ahora las cadenas provenían del cielo y me mecí todavía más alto suprimiendo cada obstáculo. La adrenalina era increíble, el viento, la vista nocturna en los 180°, cuando vi que no me estaba sosteniendo de las cadenas sino tenía mis puños cerrados al lado, como si eso hiciera el mismo efecto, intenté cogerme de ellas pero la fuerza de gravedad no lo permitía. De todas formas volví a afirmar que estaba en un sueño y que sería imposible caer. Desperté con el mismo sonido que afirmaba estar en la realidad, ahí me di cuenta que seguía sin poder mover mis brazos y era posible volver a tener un sueño lúcido, pero no... Decidí descansar y tener sueños más inconscientes pero esa ya es otra historia.

miércoles, 20 de mayo de 2020

Fractales

En una reunión familiar, había demasiada comida que desapareció en un parpadeo. No fue bueno, todos parecían hambrientos, sin embargo no era eso, era gula. Escapé del ambiente hostil y subí las escaleras a un espacio construído por mí. Este lugar tenía pasado, presente y futuro. Mil habitaciones, mucha de gente encantadora, balcones con vista increíble y algunas cosas extrañas. Me senté en uno de los balcones a ver la ciudad en compañía de alguien, por supuesto agradable. Un hombre de pocas palabras así que yo no paré de hablar. Le conté que ese sitio me fascinaba aunque n
o viviría ahí. El caos me gusta pero lo apacible me permite pensar. Noté en su cuello un piercing nuevo y este estaba sangrando, por esto, llevé implementos asépticos pero no dejaba de sangrar, los hilos de sangre eran color naranja y empezaron a subir por mi mano en una danza de estructuras geometrícas donde todos reímos, incluso estos fractales.