En una reunión familiar, había demasiada comida que desapareció en un parpadeo. No fue bueno, todos parecían hambrientos, sin embargo no era eso, era gula. Escapé del ambiente hostil y subí las escaleras a un espacio construído por mí. Este lugar tenía pasado, presente y futuro. Mil habitaciones, mucha de gente encantadora, balcones con vista increíble y algunas cosas extrañas. Me senté en uno de los balcones a ver la ciudad en compañía de alguien, por supuesto agradable. Un hombre de pocas palabras así que yo no paré de hablar. Le conté que ese sitio me fascinaba aunque n
o viviría ahí. El caos me gusta pero lo apacible me permite pensar. Noté en su cuello un piercing nuevo y este estaba sangrando, por esto, llevé implementos asépticos pero no dejaba de sangrar, los hilos de sangre eran color naranja y empezaron a subir por mi mano en una danza de estructuras geometrícas donde todos reímos, incluso estos fractales.
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