Micro pesadillas lúcidas

sábado, 16 de septiembre de 2017

Barco con tejas

En su visita, lo primero que ví fue su sonrisa. Me contó que quería cambiar unas tejas transparentes por unas oscuras y me señaló unas al lado de su bicicleta. Alcé la mirada y el horizonte era mar, así fue que la casa ahora era un barco. En su rumbo, nos encontramos en la mitad de la nada y ahí lo sorprendí enseñándole a nadar a mi gata, fue muy gracioso. De un parpadeo la escena cambió, pero en el mismo barco y en un lugar más cómodo, mis manos dentro de su pantalón y muchos besos. Entonces, tuvo que marcharse y el barco volvió a ser una casa, en la que al escuchar el timbre lo ví desde la ventana, era él de nuevo que regresó por sus tejas.

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