Le Radeau de la Méduse. Théodore Géricault, 1819.
La condición de las aguas de río dificultaban la grabación pero a pesar de la turbulencia, los actores continuaban en la balsa, era un gran reto, parecía imposible y había que buscar soluciones todo el tiempo. "La balsa de la medusa” era cómo se iba a llamar este corto dirigido por Day, quien vestía de negro. El estrés era alto y yo buscaba desesperadamente un cigarrillo pero nadie fumaba. Por fin, en otra locación, después de que el dueño mostrara su casa, un hombre y una mujer adolescente se escondían, luego la chica salía desnuda. —Corte —dijo Day y pidió una capa para la mujer.
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