Micro pesadillas lúcidas

martes, 6 de noviembre de 2018

Casa del terror (Contenido explícito)

-No deberíamos estar aquí- le dije a Juliana quien no podía ocultar su sonrisa por la emoción de entrar a aquella casa.
-No pasará nada- Me dijo con su sonrisa que odié mientras ví que en sus manos sostenía ropa interior de cambio.
Cuándo cruzamos la puerta Juli muy dispuesta entró a una de las habitaciones y alcancé a ver cómo se acomodó en una de las camas. Yo en cambio sentí escalofríos con solo recorrer mi mirada por la primera planta del lugar. Había mujeres por todas partes, todas tan jóvenes que pensé que yo era la mayor de ellas. Subí con un impulso indescifrable hasta el último piso que era el cuarto, por la escalera en espiral. En este lugar habían mujeres excéntricas, niñas pequeñas llenas de sangre, bebés que tal vez daban sus últimos gateos, muerte y una joven que intentaba decir algo, pero ya no había coherencia ni fuerza en sus palabras, así que no tuve éxito en descifrar qué decía. Ante esta escena, bajé horrorizada al tercer piso en dónde habían dos habitaciones al fondo y un baño con el que me enfrenté primero. Un hombre me cerró la puerta en la cara al ver que lo observaba penetrando por detrás a una de las encerradas habitantes. Las cautivas no mostraban resistencia, las paredes y pisos tenían marcas de historias aterradoras. Cuando bajé, no quise detenerme en las habitaciones del segundo piso. Juli tenía otra expresión, ya no había ninguna sonrisa, en cambio, tenía la misma expresión subyugada de las demás. Halé su brazo para intentar salir con ella pero su postura se hizo más rígida manifestando miedo. Cuando crucé la puerta para salir, ví como un niño de corta edad corrió por el camino marcado en la entrada y se ocultó dentro de un cafetal. Sin duda lo seguí pero al entrar en en follaje lo perdí. Con sigilo me moví entre las matas y entonces escuché unas voces. Al llegar a las ruinas de un muro por dónde provenían las voces, me asomé cuidadosamente y ahí se encontraba una pareja de simios con el niño muerto tomado en sus manos como si se tratara de un muñeco, en una discusión sobre como iban a comerlo.

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