Micro pesadillas lúcidas

viernes, 29 de septiembre de 2017

Cabezas de cuero

Fue difícil actuar normal viendo sus cabezas de cuero como pera de boxeo color negro, trajes blancos de luz y unos dedos largos, con actitudes y movimientos de japoneses. Desde la montaña de arena tuve tiempo para detallarlos ya que parecía un lugar seguro, pero eso fue lo último que ví.

martes, 26 de septiembre de 2017

Tres cuartos

Subiendo las escaleras con afán sé que cuento con poco tiempo, pero tal vez sea lo suficiente. A él lo encuentro en la habitación, siendo fácil cortar su cuello, solo me preocupa un poco el riachuelo de sangre, pero necesito actuar rápido, busco en el resto de lugares de la casa pero no está el siguiente, así que vuelvo a bajar las escaleras; lo puedo escuchar en la habitación del fondo antes de entrar, así que preparo mi entrada, me tomo un par de segundos al borde de la puerta y me abalanzo con firmeza, lo más cercano que encuentro son sus costillas, pero el cuchillo entra de lado —así que no es fácil penetrar la carne, mi acto seguido es intentarlo de nuevo con más fuerza, esta vez lo logro y puedo sentirlo como en carne propia —para mí resultó gracioso. Solo me falta una víctima que sorprendo viendo lo que había sucedido, solo necesitamos cruzar nuestras miradas para entendernos, entonces coge unas bolsas negras de plástico para recoger los restos de los demás, actúa rápido, aún sabiendo que podría ser el siguiente. Increíblemente arroja los cuerpos por la ventana, hacia un camión que recoge escombros en la casa del lado, al cabo de un rato todo parecía volver a la normalidad, pero me mataba la cabeza pensar cómo iba a argumentar las desapariciones de aquellos sujetos, incluso cuando desperté.

¿Cuerpo arrancado?

El sudor y el calor hicieron que me sentara. De los los pies de la cama salió un hombre viejo, de barba y de mal aspecto y me dijo ¡Cuidado! Señalando lo que había detrás de mí, algo que parecía sacado de una lámpara de Aladino se acercaba a mi cuerpo, tenía una sonrisa desagradable y su carcajada la sentí dentro de mí, entonces de un impulso me acosté como si quisiera romper la cama y por el golpe de un salto desperté, sentí que ocurría algo que ya no podía visualizar.

lunes, 25 de septiembre de 2017

Brazos de cadenas

Me quedé dormida con los brazos cruzados en un sillón tan cómodo que sentía que me abrazaba, podía escuchar el sonido de una mala película de terror en el televisor y una conversación de dos personas que se encontraban conmigo en esa sala, pero mis brazos empezaron a asemejarse a cadenas en un sillón que les ayudaba a sujetarme, sin poder hablar ni moverme, a penas lograba abrir un poco los ojos, en un plano como de una línea de formas, con sonidos aterradores de la televisión, entonces pasó por frente mío una mujer vestida de rojo, intenté conservar la calma, hasta que por fin pude abrir los ojos y la única mujer que había en la sala, no estaba de rojo.

viernes, 22 de septiembre de 2017

Hombre de humo

—Ven acércate, necesito tu ayuda—. Escuché como un susurro una voz graciosa y nerviosa, entonces como una autómata me levanté de la cama, abrí la puerta, era de madrugada y vi las montañas rodeadas de bruma matutina, a los lejos vi al hombre que me pedía ayuda cerca a un tronco de un árbol caído, empecé a aproximarme despacio, aún sentía el sueño sobre mis ojos, el ser me alentaba a que me acercara, al fin cerca, note que estaba compuesto de humo o niebla, una barba larga y ojos saltones, tenía atascado su pie de humo bajo el tronco, entonces mi tío me llamó desde la puerta. Abrí los ojos y aún no había amanecido, esperé a que sucediera la mañana, esta vez consciente, abrí la puerta, las montañas lucían igual, pero no había un tronco a los lejos.

jueves, 21 de septiembre de 2017

Cajas flotantes

Necesito salir de ese lugar que parece un laberinto, doy vueltas y llego al mismo lado, todo es oscuro y solo me puedo guiar por las luces del piso de color amarillo, al fin encuentro una pila de cajas con bordes de color púrpura, entonces empiezo a subir por ellas ya que esa parece ser la salida, llego a la cima pero no alcanzo a escapar, pongo la caja de abajo sobre la mía y quedo suspendida en el aire con mi caja, las cajas de abajo empiezan a flotar, así que empiezo a saltar sobre ellas y a acomodarlas cada vez más arriba pero miro hacia abajo y me invade el vértigo, todas las cajas empiezan a derrumbarse y mi caja a desequilibrarse hasta que se desploma, mi caída es eterna y mi corazón se quiere salir, aprieto mis ojos como si eso me ayudara a soportar la caída, despierto justo antes del impacto.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Sonido del teléfono


Sonó el teléfono de manera lejana, por lo que abrí los ojos y vi unas marcas en mi piel hechas con sangre. Los símbolos eran familiares pero no los recuerdo con exactitud, a penas un vago recuerdo de una cruz en medio de un círculo. Al mirar a la puerta, vi a una mujer vestida de rojo junto a un niño con camisa azul, ninguno de ellos tenía rostro, solo una piel lisa, rosada sin ojos, nariz ni boca; entonces me di cuenta que seguía dormida. El teléfono sonó de nuevo y me levanté con ligereza, pero al mirar al espejo no me encontré, miré a la cama y ahí estaba con mis marcas con sangre, abrí los ojos y la cruz del círculo giraba ante mis ojos con sonidos guturales. Después, el teléfono sonó más cerca, mi deseo era contestar como símbolo de encontrarme en la realidad, así que por fin logré despertar de verdad. Lo primero que hice fue observar mis brazos, estaban descubiertos de la misma manera que los vi antes, pero sin marcas. Intenté levantarme pero me caí de la cama porque todo mi cuerpo se encontraba dormido, empecé a arrastrarme por el piso tratando de acercarme al teléfono, mirando hacia donde estaban la mujer y el niño en mi sueño. Luego tomé conciencia del hormigueo en mi cuerpo y en medio de la confusión me pregunté: ¿Realmente es necesario contestar el teléfono? La melodía Spring de Vivaldi al fin dejó de sonar.

martes, 19 de septiembre de 2017

Limbo



Intento despertar pero no puedo. Mi cuerpo se encuentra inmóvil, por eso trato de conservar la calma porque noto que acabo de entrar en ese momento llamado parálisis del sueño. Sin embargo, no es fácil, ya que no identifico cuando los sonidos de ambiente son reales o hacen parte de un sueño. Entonces siento que empiezo a inclinarme hacia atrás, sumergiéndome en el colchón en una caída lenta y llena de paz. Luego todo empieza a tornarse de color amarillo y mucha luz, es como estar muy cerca al sol aunque sin ardor, ni calor y además, veo una silueta y me pregunto: ¿Será un ángel, un demonio, alguien en el limbo igual yo? Se acerca y le cuestiono: ¿Estoy muerta? A lo que responde Miguel Ángel: no, sólo te desmayaste. 

lunes, 18 de septiembre de 2017

Campanilla de la mañana



Ipomoea purpurea. Tal vez aparece constantemente en mis sueños porque la encuentro fascinante. Florece y se marchita el mismo día, crece como la maleza, se enreda en lo que toca y su color púrpura es encantador. Esta vez me encontré extrañada en mi letargo por ver solo dos hilos tejidos con flores sobre una reja que parecía ser mi casa, cuando noté que detrás la de matera había un zarzal impresionante. Nunca vi tantas flores juntas, empecé a coger hilo a hilo, ayudándondole a extenderse por toda la reja, el resultado fue aún más impresionante y ahora este sueño pasó a deseo. Algún día espero ver tantas campanillas floreciendo y muriendo el mismo día.

domingo, 17 de septiembre de 2017

Verde cadavérico

La nueva casa se sentía muy fría, así que cerré las cortinas de izquierda a derecha, como me había recomendado la antigua ocupante. Debía hacerlo en ese orden y ocultando toda entrada de luz para que su mamá muerta no se enojara. En la noche mientras subía las escaleras, sentí vértigo, era difícil avanzar, además el color lo hacía más trepidante, todo era de tono verde cadavérico. Cuando al fin logré llegar a la cocina a servirme agua, esta se filtró por el vaso, lo revisé pero no estaba roto, entonces decidí tomar Kéfir.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Barco con tejas

En su visita, lo primero que ví fue su sonrisa. Me contó que quería cambiar unas tejas transparentes por unas oscuras y me señaló unas al lado de su bicicleta. Alcé la mirada y el horizonte era mar, así fue que la casa ahora era un barco. En su rumbo, nos encontramos en la mitad de la nada y ahí lo sorprendí enseñándole a nadar a mi gata, fue muy gracioso. De un parpadeo la escena cambió, pero en el mismo barco y en un lugar más cómodo, mis manos dentro de su pantalón y muchos besos. Entonces, tuvo que marcharse y el barco volvió a ser una casa, en la que al escuchar el timbre lo ví desde la ventana, era él de nuevo que regresó por sus tejas.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Nostalgia

No sé que nos abruma, tal vez esa sensación que a veces se siente al mirar por la ventana de un vehículo en movimiento; un beso que parece de despedida, llegando a ese lugar que siempre produce recuerdos, Junín.


Una misión


Ph. Luis Avendaño.

Entonces estábamos ahí, Mafalda, Juli, Luis, Tatis y tal vez algunos cuantos más. El momento era divertido, solo habían risas, pero tuve que escapar a cumplir mi misión, así que organicé en forma de fila muchas velas blancas con pétalos de cera. Llegué al pasillo de tres puertas y esperé escondida a la persona que debía cruzar una de ellas. Al fin sucedió, era ella con un vestido blanco, la tomé de sorpresa y nuestras prendas comenzaron a desaparecer. Nos sumergimos en un colchón blanco y caímos sobre uno de una nueva dimensión, juntas, Marla y yo, con vestidos de detalles de flores, en época colonial donde el blanco y el rojo predominaban en ese pueblo sacado de Instagram.