Fue difícil actuar normal viendo sus cabezas de cuero como pera de boxeo color negro, trajes blancos de luz y unos dedos largos, con actitudes y movimientos de japoneses. Desde la montaña de arena tuve tiempo para detallarlos ya que parecía un lugar seguro, pero eso fue lo último que ví.
Gracias por venir, puede que te encuentres en una de esas realidades absurdas. Aquí cualquier cosa puede pasar.
viernes, 29 de septiembre de 2017
martes, 26 de septiembre de 2017
Tres cuartos
¿Cuerpo arrancado?
El sudor y el calor hicieron que me sentara. De los los pies de la cama salió un hombre viejo, de barba y de mal aspecto y me dijo ¡Cuidado! Señalando lo que había detrás de mí, algo que parecía sacado de una lámpara de Aladino se acercaba a mi cuerpo, tenía una sonrisa desagradable y su carcajada la sentí dentro de mí, entonces de un impulso me acosté como si quisiera romper la cama y por el golpe de un salto desperté, sentí que ocurría algo que ya no podía visualizar.
lunes, 25 de septiembre de 2017
Brazos de cadenas
viernes, 22 de septiembre de 2017
Hombre de humo
jueves, 21 de septiembre de 2017
Cajas flotantes
Necesito salir de ese lugar que parece un laberinto, doy vueltas y llego al mismo lado, todo es oscuro y solo me puedo guiar por las luces del piso de color amarillo, al fin encuentro una pila de cajas con bordes de color púrpura, entonces empiezo a subir por ellas ya que esa parece ser la salida, llego a la cima pero no alcanzo a escapar, pongo la caja de abajo sobre la mía y quedo suspendida en el aire con mi caja, las cajas de abajo empiezan a flotar, así que empiezo a saltar sobre ellas y a acomodarlas cada vez más arriba pero miro hacia abajo y me invade el vértigo, todas las cajas empiezan a derrumbarse y mi caja a desequilibrarse hasta que se desploma, mi caída es eterna y mi corazón se quiere salir, aprieto mis ojos como si eso me ayudara a soportar la caída, despierto justo antes del impacto.
miércoles, 20 de septiembre de 2017
Sonido del teléfono
Al mirar a la puerta, vi a una mujer vestida de rojo junto a un niño con camisa azul. Ninguno de ellos tenía rostro, solo una piel lisa, rosada sin ojos, nariz ni boca; entonces me di cuenta que seguía dormida. El teléfono sonó de nuevo y me levanté con ligereza, pero al mirar al espejo no me encontré, miré a la cama y ahí estaba con mis marcas de sangre, abrí los ojos y la cruz del círculo giraba ante mis ojos con sonidos guturales.
El teléfono sonó más cerca, mi deseo era contestar como símbolo de encontrarme en la realidad. Por fin logré despertar de verdad. Lo primero que hice fue observar mis brazos, estaban descubiertos de la misma manera que los vi antes, pero sin marcas. Intenté levantarme pero me caí de la cama porque todo mi cuerpo se encontraba dormido, empecé a arrastrarme por el piso tratando de acercarme al teléfono, la mujer y el niño ya no estaban en la entrada de la habitación. Sintiendo el hormigueo del cuerpo y en medio de la confusión me pregunté: ¿Realmente es necesario contestar el teléfono? La melodía Spring de Vivaldi como tono de llamada al fin dejó de sonar.